Teresita Fernández: Elemental le ofreció a sus visitantes una oportunidad inigualable de conocer numerosas obras de una de las principales artistas contemporáneas del país.

La exposición contaba la historia de una creadora que, a través de su práctica, refleja y desafía las percepciones del mundo natural y del orden social estadounidense, e invitaba a los espectadores a contemplar su rol dentro de esos espacios. La retrospectiva introdujo a los visitantes a las esculturas, instalaciones y obras de técnica mixta a gran escala de Fernández. Sus trabajos fusionan aspectos formales y conceptuales de su práctica artística mediante el uso de materiales naturales y la exploración del género histórico del paisaje, con el objetivo de reinterpretar las relaciones entre naturaleza, historia e identidad.
Teresita Fernández: Elemental cubrió un marco temporal desde mediados de la década de 1990 hasta el presente, ofreciendo una visión completa de la carrera de la artista hasta la fecha. Entre las obras destacadas se encontraban Sin título (1997), una escultura de suelo de espejos que hace referencia al voyeurismo, pero que anima a la autorreflexión de quienes se encuentran dentro de la estructura, y Fire (Fuego, 2005), que utiliza miles de hilos de seda teñidos a mano para construir patrones de llamas que se animan con la luz y el aire cuando los espectadores se mueven alrededor de la escultura.
La exposición también mostraba obras más recientes de la artista, en la que contrasta la naturaleza sublime de los paisajes tradicionales con el actual clima políticamente cargado en Estados Unidos. Tanto Fire (America) 5 (Fuego [América] 5), 2017), como Charred Landscape (America) (Paisaje carbonizado [América], 2017) enfatizan la reinterpretación que hace Fernández de las representaciones de la tierra, al mostrar un paisaje americano contemporáneo estropeado por la violencia, el cambio climático y las ideologías en conflicto que contrastan fuertemente con la visión idealizada del sueño americano.
De padres cubanos, Fernández nació en Miami en 1968 y actualmente radica en Nueva York. Es conocida por sus destacadas instalaciones públicas y sus esculturas experienciales. A través de su práctica artística, explora la percepción y la psicología de la mirada, al manipular regularmente la luz y el espacio para crear experiencias inmersivas, íntimas y evocadoras. Empleando diversos materiales, como seda, grafito, ónice, espejos, vidrio y carbón, sus obras de arte, minimalistas pero sustanciosas, evocan paisajes, elementos y diversas maravillas naturales, como lluvias de estrellas, formaciones nubosas y el cielo nocturno.