El video I Scream, Therefore I Exist pertenece a una serie de acciones realizadas por Wright en piscinas de diferentes lugares. La línea difusa de la superficie del agua actúa como divisor entre dos realidades contrastantes y simultáneas. En la escena bajo el agua, la artista aparece súbitamente y grita, para luego desaparecer. El espectador nunca la oye ni ve cuando sale del agua a tomar aire. En la medida en que esta acción se repite tiende a causar un efecto anestesiante. La trágica imposibilidad de comunicarse se alterna con sus graciosas apariciones, literalmente “de la nada”.
Por encima del agua hay una imagen casi fija de un típico resorte caribeño con palmeras —el video fue filmado en Las Bahamas, aunque pudiese haber sido en Miami, donde vive la artista, ya que el azul intenso de la piscina es parte del paisaje de esta ciudad. Una pareja de personas mayores son la conexión entre arriba y abajo y desencadenan una segunda historia en el video. La señora está haciendo ejercicios vigorosamente hasta que aparece su compañero para salir lentamente del agua e irse. A pesar de que Wright no lo planeó —la pareja estaba en la piscina casualmente— su presencia desencadena interesantes asociaciones con preocupaciones generacionales, especialmente en la ciudad donde reside —Miami— donde hay una población grande de ancianos.
Los libros del escritor cubano americano del exilio Reynaldo Arenas son fuentes importantes de inspiración para la artista. En ellos, éste relata cómo, estando en la prisión, el imaginarse que estaba nadando en el mar lo mantenía cuerdo. En I Scream, Therefore I Exist el agua es a la vez una forma de catarsis, un escape y una trampa. Como en otras piezas y acciones, aquí Wright lleva a su cuerpo hasta los límites.
Identificación
Título
I Scream, Therefore I Exist (Grito, luego existo)
Fecha de producción
2011
Número de objeto
2017.196
Credit Line
Colección Pérez Art Museum Miami, donación de Jorge M. Pérez
“I Scream, Therefore I Exist (Grito, luego existo) de Antonia Wright es una videoperformance de 2011 de cuatro minutos y nueve segundos de duración.
En el primer fotograma aparece una mujer blanca de edad avanzada con el pelo dorado moviéndose arriba y abajo en una piscina. La anciana realiza una ligera actividad aeróbica. Los tirantes de su bañador azul se elevan desde la superficie del agua segmentados por la posición de la cámara medio sumergida en la piscina, que revolotea entre tomas por encima y por debajo de la superficie del agua. Estas vistas de la cámara revelan el ajustado traje de baño enterizo y giros de piel suelta que se contonean en el agua. Las primeras inmersiones de la cámara en el agua muestran un complejo turístico junto a la playa en el que se ven cabañas por encima del agua junto con palmeras y sombrillas blancas esparcidas por el encuadre. El siguiente descenso por debajo del agua revela a otro personaje, una mujer más joven que entra nadando en el encuadre vestida con un bikini negro de dos piezas y que entra por la derecha comprometiéndose directamente con la cámara. Este nuevo personaje lanza un fuerte grito contenido en el volumen del agua. Las burbujas suben a la superficie como único indicador de su grito. La mujer mayor continúa con sus ejercicios aeróbicos sin inmutarse mientras la mujer submarina nada fuera de cámara hacia la izquierda. Los movimientos de la cámara bailan entre realidades mientras la anciana sigue practicando aeróbicos, mientras vuelve a ser interrumpida de nuevo por la chica que vuelve a gritar a la cámara. La secuencia continúa mientras los patrones de movimiento cambian entre la mujer que hace ejercicio y la que grita. Tras unos cuantos pasajes más, la mujer que grita desaparece. La cámara se desplaza hacia la derecha y nos muestra a un tercer personaje, un anciano que revolotea por el agua persiguiendo a la mujer del pelo dorado. Al cabo de unos instantes, la chica que grita aparece en el encuadre, obstruyendo la visión del anciano, que viste un traje de rayas blancas y azules que complementa su pelo blanco. Los dos amantes ancianos salen de la piscina sin darse cuenta de la conmoción que se ha producido bajo la superficie, seguida de un nuevo grito de la mujer, que parece ser el más fuerte hasta la fecha.
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