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Leandro Erlich: Liminal

Introducción

La exposición Leandro Erlich: Liminal, curada por Dan Cameron y organizada en PAMM por Franklin Sirmans y Maritza Lacayo, destaca obras realizadas por el artista entre 1997 y hoy. La palabra liminal pretende ocupar un espacio que existe ya sea entre dos lugares, o en ambos lugares simultáneamente. En esta visita guiada creada por el departamento de educación de PAMM para la PAMM App, exploraremos las maneras en que la obra de Leandro Erlich exhibida puede existir en este espacio liminal.

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Leandro Erlich: Liminal

Estar adentro

Se te invita a recorrer estas piezas por adentro y a interactuar con los demás visitantes, sin embargo, te pedimos amablemente abstenerte de tocar el vidrio de ambas piezas.

El primero de los tres espacios que revisaremos en esta visita guiada de audio es Being Inside (Estar adentro). En varias de las piezas de esta exposición, Erlich crea la oportunidad de que el espectador pueda entrar físicamente a un espacio que es común y mundano para el visitante promedio. Dos de esas piezas son Elevator Maze (Laberinto de ascensores, 2011) y Classroom (Salón de clases, 2017). En ambas piezas, Erlich toma un entorno físico de nuestro día a día (como es el salón de clases o el elevador) y lo transforma en algo que desafía nuestra percepción de ese espacio. En ambas piezas se nos pide que entremos dentro de la obra de arte misma y permitamos que nuestra experiencia al estar dentro de ella se integre al arte. En Elevator Maze, esto se logra entrando a un elevador que alberga ventanas y espejos que a su vez alteran nuestro sentido del espacio. En Classroom esto se logra colocando nuestros reflejos fantasmagóricos al interior de un salón de clases al cual realmente no podemos ingresar. Al estar adentro del arte, nos convertimos en parte de él, y en virtud de que el arte sea representativo de nuestra cotidianidad, nos pide que interactuemos de una manera nueva la próxima vez que nos encontremos ante estos espacios. La alteración de objetos y espacios mundanos es un tema presente en todas las obras de la exposición; sin embargo, lo que cambia en cada obra es la manera en la que se nos pide interactuar con ella.

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Leandro Erlich: Liminal

Classroom (Salón de clases) (2017)

Classroom (Salón de clases), de Leandro Erlich, es una instalación que contiene dos salas de dimensiones idénticas hechas con madera, ventanas, sillas de escritorio, puerta, luces de cristal, pizarras, decoraciones de aula y cajas negras. Las dimensiones totales de la instalación son de aproximadamente once pies de alto por veintiún pies de ancho y cuarenta y un pies de profundidad.

Classroom de Erlich es una instalación en la que se le invita al público a participar y a ser espectadores. Tal como indica su título, la pieza reconstruye un salón de clases a escala real con pupitres, pizarras y otros elementos de tamaño natural. Sin embargo, esta representación realista del aula existe al otro lado de una ventana de cristal y es físicamente inaccesible para el espectador.

Al encontrarse con la instalación por primera vez, uno se topa con una primera habitación, a la que el espectador sí tiene acceso. Esta habitación es sencilla y casi vacía, de color negro mate en su totalidad, desde las paredes y los techos pintados de negro hasta el suelo enmoquetado negro. La sala sólo contiene seis escritorios minimalistas de color negro mate con sus correspondientes asientos de color negros, todos ellos orientados en la misma dirección.

Perpendicularmente a los escritorios, una ventana en la pared parece funcionar como un espejo bidireccional hacia la otra mitad de la instalación. En esta otra mitad, parece haber un aula real que contiene seis pupitres con sillas que miran en la misma dirección que los asientos de la sala opuesta. El aula tiene una atmósfera apagada con colores tenues, que parece existir en otra época. La pared que hay detrás de los pupitres está revestida de tres ventanas verticales con marcos de madera. Los cristales cuadrados de las ventanas parecen estar cubiertos de suciedad y mugre. Algunas de las ventanas están agrietadas, como si no pudieran cerrarse por el desgaste del paso del tiempo.

Dos pizarras están colocadas en las paredes justo enfrente y perpendicularmente a las ventanas. Las pizarras muestran rastros de escritura con líneas de tiza borradas que apenas se distinguen entre marcas de borrador polvorientas. La mitad inferior de las paredes de la sala está cubierta por un revestimiento de madera oscura, mientras que las mitades superiores son blancas, envejecidas por el paso del tiempo, cubiertas de manchas y borrones. El suelo de madera está cubierto de una capa de polvo blanco. Está plagado de trozos de madera y trozos de cartón yeso que se han caído de los deteriorados paneles del techo. Hay libros sobre algunos escritorios y otros libros están dispersos por el suelo. Algunos yacen entreabiertos, como si hubieran sido abandonados a toda prisa.

Cuando el espectador se acerca al otro lado de la instalación, sentado en los bancos de la sala negra minimalista, aparece ante él un espejismo. Las figuras de los participantes se reflejan en el cristal de la pared, lo que crea una ilusión óptica que aparenta estar sentados en los pupitres del aula inaccesible mediante el cristal. El aula opuesta está iluminada con luces fluorescentes, lo que da a los reflejos un aspecto fantasmagórico, apenas perceptible, y transporta al espectador al espacio intangible del otro lado.

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Elevator Maze (Laberinto de ascensores) (2011)

Elevator Maze (Laberinto de ascensores) es una instalación escultórica de Leandro Erlich compuesta por una estructura metálica que aloja diversos materiales como acero inoxidable, MDF (tablero de fibra de densidad media), MDF recubierto de melamina resistente al agua, espejos, mármol, accesorios de ascensor y luces. Mide aproximadamente nueve pies de largo por veinte pies y medio de ancho y nueve pies y medio de alto.

En Elevator Maze, el espectador se encuentra con un pasillo de ascensores que parecen ser parte de una sola cabina. La escultura consiste en una pared blanca con tres puertas metálicas de ascensor una al lado de la otra, fabricadas a tamaño real. Estas tres puertas de ascensor están abiertas de par en par hacia el espectador, revelando su interior.

Adentro, los tres ascensores tienen exactamente las mismas características. Todos tienen suelo de mármol negro con zócalos de acero inoxidable. Las paredes interiores están divididas en dos mitades por barandales de acero inoxidable. Las mitades inferiores de estas paredes interiores están recubiertas de un panel de vinilo de madera de cerezo de color marrón rojizo, mientras que sus mitades superiores están cubiertas de espejos. La única pared al interior del elevador que no tiene esta característica es la pared que contiene la puerta del elevador, pues está revestida de acero inoxidable. Esta pared de acero inoxidable tiene un panel de control del ascensor a la derecha de la puerta. El panel de control tiene botones plateados que numeran siete pisos imaginarios iluminados por debajo con una luz azul. También hay réplicas de los botones para abrir y cerrar las puertas del ascensor, así como uno para hacer sonar una alarma en caso de que estos ascensores se queden detenidos. Encima de los botones hay un pequeño panel LED negro que muestra el número 0 con luz azul. El techo del ascensor también está recubierto de acero inoxidable y está salpicado de seis luces empotradas.

Al estar dentro de la cabina, los espejos que cubren las paredes del ascensor parecen repetirse infinitamente en todas las direcciones. Sin embargo, sin que el espectador lo sepa, hay una ventana transparente entre cada cabina de ascensor que apenas se detecta a primera vista. Cuando otro visitante entra en el pasillo del ascensor adyacente, el espectador de pronto ve la imagen de su vecino en lugar de su propio reflejo. Esto obliga al espectador a preguntarse qué paredes están cubiertas por ventanas y cuáles son espejos, jugando con la tensión entre lo que vemos y lo que estamos acostumbrados a ver.

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Estar afuera

El segundo espacio que exploraremos es Being Outside (Estar afuera). Así como las obras comentadas en la sección anterior permitían que el espectador pudiera ingresar físicamente a la obra de arte, las dos piezas que revisaremos ahora nos piden permanecer afuera y mirar hacia adentro del espacio que la obra de arte genera. En Neighbors (Vecinos, 1997), y Sidewalk (Banqueta, 2007), Erlich una vez más coloca al espectador en un entorno conocido, aunque fuera de contexto al estar dentro de un museo. Al asomarnos por la mirilla de Neighbors y mirar los reflejos de Sidewalk, estamos haciendo algo que hemos hecho innumerables veces en nuestra vida diaria; sin embargo, con la extrañeza de hacerlo deliberadamente frente a otras personas y con el museo como telón de fondo, la experiencia se torna nueva e inexplorada. En Neighbors, nos acercamos a una estructura que parece la puerta de un departamento sobre la cual nuestro único punto de acceso es la mirilla. Se nos pide que interactuemos físicamente con el objeto y miremos adentro para encontrar un pasillo mundano. En Sidewalk, nos encontramos con lo que parece la alcantarilla de una banqueta con charcos de agua. Dentro de estos charcos vemos el reflejo de los edificios. Podemos escuchar los sonidos del paisaje urbano, pero nuestro único punto de acceso —al igual que en Neighbors—, es la mirilla creada por los charcos de agua. Del mismo modo en que con las piezas anteriores de Liminal exploramos nuestra manera de interactuar con el espacio que habitamos, las piezas en las que se nos obliga a mirar adentro de la obra de arte, nos piden reconsiderar cómo vemos el mundo y los espacios dentro de él con los que entrarmos en contacto.

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Neighbors (Vecinos) (1997)

Neighbors (Vecinos) es una escultura hecha con MDF (o tablero de fibra de densidad media), puertas de madera con mirilla y cerradura, teléfonos y maquetas con luces. Mide aproximadamente siete pies de alto, cinco pies de ancho y dos pies de profundidad.

Esta obra de arte consiste en una estructura independiente con dos puertas de tamaño natural. La estructura es blanca y rectangular, con caras más anchas que sus lados. Los lados más cortos de la estructura parecen un acordeón con superficies onduladas que se pliegan como un abanico. Hay dos caras en los lados opuestos de la estructura con una superficie lisa que imita la apariencia de las paredes. Cada una de estas paredes contiene una puerta de color castaño. En la pared del lado izquierdo de la puerta hay un teléfono blanco con cable. Las puertas tienen un aspecto minimalista con picaporte de latón, un cerrojo y una cerradura giratoria, así como una mirilla por la que se invita al espectador a mirar.

A través de la mirilla, vemos un pasillo de departamentos estrecho y vacío, con paredes blancas y suelo de alfombra gris, iluminado por cálidas luces empotradas en el techo. En la pared de la derecha, hay un extintor rojo colgado. Al final del pasillo hay tres puertas de color castaño. Dos de las puertas están en el extremo de la izquierda, y la última se encuentra justo enfrente de la que estamos viendo. Parece que hay un tapete negro de bienvenida delante de la puerta del fondo. Todas las puertas están cerradas.

Por un momento, es fácil olvidar que la escultura que contiene esta escena es bastante pequeña, con apenas dos pies de profundidad. Sin embargo, el pasillo visto a través de la mirilla parece estar a escala real. Como por arte de magia, parece extenderse imposiblemente más que la estructura que lo contiene.

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Sidewalk (Banqueta) (2007)

Sidewalk (Banqueta) es una escultura construida a partir de una estructura de metal, madera contrachapada, resina reforzada con fibra de vidrio, MDF (o tablero de fibra de densidad media), accesorios, espejos, agua y sistema de agua, bocinas, proyectores, reproductores de video y animación de video. La instalación mide aproximadamente nueve pies de alto por treinta y un pies de ancho y diez pies de profundidad.

Al encontrarse con la instalación por primera vez, el espectador se topa con una banqueta de ladrillo gris, tal como lo sugiere el título de la pieza. La banqueta mide unos seis pies de ancho con losetas en un patrón cuadrado repetitivo. Ésta conduce a un muro blanco de la galería con una apertura de medio metro cerca del suelo a lo largo de toda la longitud donde se encuentran. Esta apertura parece el desagüe de una banqueta junto con los irregulares charcos de agua que se forman sobre el asfalto gris. Conforme el espectador se acerca a los charcos, puede ver el reflejo de una ciudad sobre el agua.

Los reflejos de los edificios de esta ciudad aparecen invertidos en el agua. Se ven exactamente como se reflejarían en un encuentro cotidiano con un charco en la banqueta, como si ellos también compartieran la misma banqueta que el espectador. La arquitectura parece consistir en edificios residenciales de varios colores —gris, beige, amarillo y rojo ladrillo—, todos alineados con decenas de ventanas. También se escuchan los sonidos de un paisaje urbano, de una ciudad agitada. Sin embargo, este paisaje urbano no es más que una proyección de video sobre el agua, un espejismo.

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Leandro Erlich: Liminal

Ser liminal

El tercer y último espacio que revisaremos en esta visita guiada de audio es el espacio intermedio, o el espacio liminal que existe entre el estar adentro y el estar afuera. Una pieza que le permite al espectador experimentar ambas cosas es Swimming Pool (Piscina, 1999). En esta pieza, se les invita a los visitantes a acceder a la alberca desde la entrada en el garage. Desde el interior de la alberca, los espectadores ven e interactúan con otros espectadores que están afuera de la alberca y que miran desde arriba aquellos que están adentro. La delgada capa de agua y acrílico que separa a unos espectadores de otros sirve como una barrera física entre dos espacios que nos permite experimentar dos versiones del mismo momento. Sin una o la otra, la pieza quedaría incompleta. Con cada momento, la pieza se trata menos de estar por dentro o por fuera de la alberca, y más de mirar e interactuar con las personas que están del lado opuesto. Al existir paralelamente, creamos una única experiencia que depende de ambos extremos. Para poder lograr el espacio liminal, tiene que haber dos extremos existiendo alrededor de él.

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Leandro Erlich: Liminal

Swimming Pool (Piscina) (1999)

Swimming Pool (Piscina) es una instalación de Leandro Erlich compuesta por una estructura de metal, un panel de acrílico, agua y sistema de agua, fibra de vidrio, luces, accesorios de piscina y una escalera de metal. Mide aproximadamente doce pies de largo por nueve y medio de ancho, y tiene una profundidad de dieciocho pies.

A primera vista, la “piscina” de Erlich se ve exactamente como suena. El espectador se topa con lo que parece ser una piscina real, completa con elementos acuáticos, una plataforma, una escalera metálica y una estructura, todo construido a escala real. Sin embargo, conforme el espectador se acerca a la instalación y se asoma por el borde de la piscina hacia sus profundidades, se topa con otros espectadores viéndolo de regreso desde abajo del agua.

Los espectadores de arriba y abajo se encuentran separados por unas cuatro pulgadas de agua sobre un panel de acrílico transparente que se extiende a lo largo de toda la piscina. Por debajo de esta superficie translúcida hay un falso fondo; un cuarto al que los visitantes pueden acceder desde una pequeña y angosta puerta. El cuarto replica el fondo de una piscina enterrada; su piso y sus muros son de color aguamarina, con esquinas redondeadas en lugar de ángulos de noventa grados en donde éstos se encuentran.

Sobre los muros más largos a un pie del piso, hay dos focos redondos de aproximadamente un pie de diámetro. Sobre estos mismos muros, a unas cuantas pulgadas bajo la superficie del agua, hay dos ventiladores de metal que se asimilan a unos filtros de piscina. Sobre el piso, muy cerca de donde está ubicada la puerta de entrada, hay una pequeña rejilla, de un tamaño parecido al de los focos, que también simula un filtro de piscina. Del lado opuesto, unos peldaños de una escalera metálica sobresalen de la pared, iniciando a la altura de hombros de una persona adulta y atravesando hacia arriba —sin ninguna aparente interrupción— el techo de acrílico, hasta el otro lado de la superficie del agua.

Conforme la luz atraviesa el panel de acrílico filtrándose hacia el cuarto de abajo, baña a los visitantes y al agua encima de ellos con un tono verdoso que se refleja sobre los muros y el piso color aguamarina.