Carlos Estévez es uno de los más prominentes y prolíficos artistas de origen cubano radicados en Miami. Sus obras típicas evocan la atmósfera reflexiva y misteriosa del surrealismo, pero ejecutadas en un estilo de gran precisión que recuerda diseños técnicos o arquitectónicos, imágenes científicas (en particular las ilustraciones médicas premodernas), mapas astrológicos o gráficas y diagramas alquímicos. En La batalla permanente de la vida transitoria, vemos al centro una figura cuyo cuerpo consiste de una ciudad, con sus puertas en la parte inferior. A cada lado, docenas de otras figuras miran hacia la figura central, apuntándole con lo que parecen ser armas. Estas misteriosas formas están ensartadas en finas líneas rectas, como si fueran cables de tranvías. Los brazos y piernas de la figura central tienen aspecto de estructuras mecánicas que se extienden hacia ambos lados de la pintura. A cierta distancia, las “armas” de tono más oscuro que llevan las demás figuras parecen pequeños cañones o pistolas.
Identificación
Título
La batalla permanente de la vida transitoria
Fecha de producción
2010
Número de objeto
2019.003
Credit Line
Colección Pérez Art Museum Miami, donación de Chris y Suzanne Armstrong
La batalla permanente de la vida transitoria de Carlos Estévez es una pintura en óleo con lápiz de acuarela sobre lienzo creada en 2011. Mide alrededor de 5 1/2 pies de alto por 12 pies de ancho. Está colgada en orientación horizontal, lo que significa que su lado más largo está en paralelo con el piso.
La pintura representa una escena distópica de peces, caracoles y una figura mecánica enfrascados en una batalla. Se enfrentan entre sí con una figura mecánica que domina el centro del lienzo.
Empezando por el fondo, el lienzo completo está pintado en una mezcla anublada de verdes, azules amarillos y grises. Esto sirve de telón de fondo para la escena de la batalla. En la parte izquierda de la composición, vemos un ejército de caracoles con cañones en el tope y ruedas de tanque por debajo. Todos miran hacia la derecha. De los cañones salen finas rayas rojas hechas a lápiz, que viajan horizontal y paralelamente hacia el lado derecho del lienzo hasta llegar a la figura mecánica.
Todo el ancho de la franja superior de la pintura está ocupado por una enorme viga mecánica que semeja la amplia envergadura de las alas de una cigüeña. Debajo tiene varias docenas de ganchos colocados en línea. Todos los caracoles están conectados a esta gran estructura con una larga línea recta de color hecha a lápiz que va desde el tope de cañón hasta uno de los ganchos colgantes.
En el centro, vemos una figura con brazos y piernas mecánicos. Dentro del torso, hay un denso paisaje urbano, repleto de cúpulas y estrechos campanarios como los que se suelen ver en Rusia. La figura tiene tijeras en ambas manos, por lo que parece amenazar con cortar los ganchos que sostienen tanto a los caracoles como a los peces. Su rostro no expresa ninguna emoción y tiene un enorme círculo violeta en la frente. De su cabeza se extiende una barra negra que también está amarrada a la viga en forma de ala en la parte superior de la pintura.
A la derecha hay un ejército de peces que al igual que los caracoles, tienen cañones en el tope y ruedas de tanque por debajo. También están conectados a los ganchos que cuelgan de la viga. De sus cañones salen rayas azules hechas a lápiz que viajan hacia la izquierda del lienzo, apuntando hacia la figura central.