Fire (America) 5, de Teresita Fernández, es un mosaico de gran formato con orientación horizontal. Mide 92 pulgadas en su lado más corto y 192 pulgadas en su lado más largo, lo cual equivale a 8 pies por 16 pies. Está compuesto por cuatro paneles verticales de igual tamaño que, al unirse, forman un gran rectángulo que es dos veces más ancho que alto. Se proyecta levemente de la pared, con una profundidad de una pulgada y cuarto. Como dijimos, la obra es un mosaico. Esto significa que la imagen que aparece sobre su superficie rectangular está hecha de miles de teselas, o pequeños azulejos. Cada uno mide no más de media pulgada por cada lado. De cerca se hacen visibles los bordes imprecisos de cada tesela, pues no están alineadas perfectamente ni son cuadrados perfectos. A pesar de esto, las piezas encajan bien unas con otras, como un enorme rompecabezas. Cada tesela, o azulejo en miniatura, lleva un color en su superficie. Vistas a distancia, todas se funden para formar una sola imagen. Las teselas están vidriadas, es decir que, en el proceso de producción, se calentaron o cocieron una segunda vez con una capa de vidrio líquido. Esto da a estos miles de piezas una superficie pulida que refleja la luz eficazmente. Vista bajo la intensa luz blanca fluorescente de un museo, toda la obra destella al reflejar la luz desigual de cada una de las teselas. Si pudiéramos pasar los dedos sobre ellas, notaríamos que las teselas tienen un acabo liso y se sienten resbalosas. Fire (America) 5 presenta la imagen de un gran fuego en la noche, visto sobre el horizonte. La mayoría del mosaico está hecho de teselas negras que imitan la oscuridad nocturna. A tres cuartas partes desde el borde superior hacia abajo, hay una línea bien definida de teselas anaranjadas y rojas que marcan el horizonte iluminado por las llamas. Debajo de la línea del horizonte, que recorre los 16 pies de ancho de la obra, el fondo es todo negro, sin elementos distinguibles. En el centro de la mitad izquierda de Fire (America) 5, unos remolinos en gradaciones de colores cálidos representan las grandes lenguas de las llamas. Las teselas van cambiando de amarillo a naranja y luego rojo y marrón, hasta volver al negro que cubre la mayor parte del fondo y el primer plano de la obra.