La obra de Ebony Patterson titulada . . . a wailing black horse . . . for those who bear/bare witness es un collage en técnica mixta de forma irregular. Su título podría traducirse como “caballo negro gimiendo… para los que son testigos”. Con dimensiones totales de 9 pies y medio de alto y 12 pies de ancho, la obra ocupa un amplio espacio en la pared de la galería. Aunque no está enmarcada ni es rectangular, como la mayoría de las obras de arte tradicionales, su orientación general es similar a la de una pintura horizontal, siendo el ancho la medida más larga. La pieza sobresale un par de pulgadas de la pared, que está cubierta con un empapelado de tela estampada. Este collage de gran tamaño está compuesto de materiales diversos. En su mayoría son objetos adornados con escarcha de brillo, plantas artificiales, bandas de tela largas y estrechas, borlas, pintura acrílica e hileras de cuentas y perlas de vidrio, todo sobre un tapiz tejido. Las largas bandas de tela y los objetos adornados están dispuestos sin un orden particular sobre la superficie del tapiz que sirve de fondo a toda la obra. Esta tela de fondo está hecha en lo que se llama un telar de jacquard, lo cual le da una textura gruesa que resalta. Si imaginamos que pasamos los dedos por la superficie del tapiz, sentiríamos los hilos suaves, aunque un poco abultados, que componen el estampado floral. Esta tela que forma la base de la obra tiene el diseño de un jardín denso, lleno de distintos tipos de hojas tejidas en tonos verdes y marrones, así como rosas, claveles y otras flores insertadas en el follaje. Algunas hojas y flores están cubiertas de escarcha de brillo, lo cual las destaca en contraste con los colores más opacos de la tela. Los bordes de este jardín de tela están cortados a mano siguiendo los contornos de las hojas y los pétalos, dando a la obra una forma irregular. Sobre el jardín de tela se han colocado en collage docenas de bandas finas de tela de distintos diseños. Estas bandas de apenas una o dos pulgadas de ancho tienen dos o tres pies de largo. Algunas tienen estampados de animales, como rayas de tigre o leopardo, mientras que otras son de lunares. Están colocadas verticalmente, apuntando directo hacia arriba y hacia abajo por toda la superficie, casi como lenguas de fuego, y sobresalen de los contornos del jardín. Empezando por la izquierda superior, un pequeño búho cubierto de escarcha negra mira hacia la izquierda del observador, posado en una rama. Siguiendo en sentido contrario al reloj, en la izquierda inferior hay una cortina hecha con más o menos una docena de hileras de cuentas de vidrio color ámbar, de por lo menos dos pies de largo, que sobresalen del contorno. Sobre ella cuelga una mano cortada de piel morena pálida. En la derecha inferior hay una borla dorada de casi un pie de largo. Junto a ella hay una planta llamada heliconia, cubierta en escarcha azul claro. En el extremo inferior derecho, aparece una parte del tapiz que está desconectada de la parte principal. Esta especie de isla junto al tapiz más grande tiene el mismo fondo textil y los mismos adornos, pero en ella sobresalen unas brillosas botas de trabajo azules con un cordón de borlas doradas alrededor de la suela. Detrás de la isla, docenas de hileras verticales con perlas de vidrio y cientos de cuentas en amarillo, cobre y ámbar cuelgan más de dos pies, hasta casi rozar el piso. Volviendo al tapiz principal, en la punta de arriba, que serían las 12 en el reloj, hay una imagen tejida como parte del tapiz. Es una figura sin cabeza, arrodillada sobre el collage del jardín. La figura lleva pantalones con escarcha de brillo azul y camisa negra igualmente escarchada y adornada con perlas en la parte central, cruzándole el pecho. En el cuello lleva un elaborado broche de perlas. Los brazos de la figura arrodillada están extendidos hacia los lados, pero igual que no vemos la cabeza, tampoco vemos las manos ni los pies. Detrás de toda la obra hay un empapelado de tela con tonos de morado oscuro e índigo intenso. El diseño es una imagen repetida del follaje de un jardín visto de noche. Las puntas de las hojas y las frondas de los helechos y arbustos parecen estar iluminadas por la luna. Alrededor de estas áreas iluminadas, el resto de las plantas, apenas visible, está cubierto por los colores oscuros.