Trophallaxis (2008–17) muestra el énfasis que hace Leigh en el cuerpo femenino —particularmente el cuerpo de la mujer negra— como un significante codificado culturalmente.
Simone Leigh (n. Chicago, 1967; vive en Nueva York) crea esculturas, vídeos e instalaciones que se centran en la construcción de la subjetividad femenina negra. Inspirada en diversas fuentes y disciplinas como la etnografía, el folclore, las tradiciones curativas alternativas y las historias soterradas de resistencia política, Leigh ha presentado obras emblemáticas que ponen de relieve las complejas preocupaciones de las mujeres no blancas con respecto a su salud física y mental, los estándares de belleza de la sociedad, la comunidad, y la igualdad. Su trabajo ha contribuido a situar estos temas dentro de la vanguardia de los debates culturales actuales.
Trophallaxis (2008-17) muestra el énfasis que hace Leigh en el cuerpo femenino —particularmente el cuerpo del mujer negra— como un significante codificado culturalmente. La obra se presenta por primera vez desde que fue adquirida para el museo, en 2018, con fondos proporcionados por el Consejo de Coleccionistas del PAMM. El título hace referencia a un término científico que describe el comportamiento de los insectos sociales adultos cuando transfieren el alimento de sus propios cuerpos a las larvas del colectivo —un gesto significativo que implica el cuidado cooperativo y el trabajo comunitario. Esta impresionante escultura en forma de araña consiste en un racimo de formas de terracota y porcelana negras colgadas del techo, que se asemejan a frutas o a pechos rotos con pezones pintados en plata y oro de los que sobresale una amenazante y extendida red de antenas de auto. Las formas transmiten una sensación de gran fertilidad. Las cicatrices y marcas de cada recipiente crean una impresión ominosa, al mismo tiempo que recuerdan las prácticas tradicionales africanas de escarificación del cuerpo. Leigh confronta al espectador con una metáfora sobre las complejas asociaciones del cuerpo femenino con la fecundidad, la sexualidad y el trabajo, al aludir a la frecuencia con la que estos cuerpos sirven de conducto para la violencia, así como a su potencial como vehículos de empoderamiento.
