Descripción visual
Oriki Omolú, de la artista brasileña Nádia Taquary, es una obra escultórica creada en 2020. Está hecha con una combinación de materiales naturales y artesanales, como madera de ipê centenaria, cuentas de lagidigbás nigerianas, paja, cuentas de vidrio y cobre. La pieza mide setenta y cuatro por once por siete pulgadas y se expone verticalmente, con su dimensión más larga de arriba abajo. Montada directamente en la pared, la escultura consta de dos secciones visualmente distintas que crean un sorprendente contraste de textura, color y forma. En la parte superior hay una masa densamente compacta de materiales oscuros y retorcidos. Cuerdas o alambres negros están fuertemente enrollados y entrelazados con cuentas de vidrio y posiblemente hilos de cobre, formando un grupo irregular y redondeado. Esta sección es rica en textura, con líneas nítidas y pequeñas sombras que crean un peso visual espectacular. La oscuridad y la densidad de la parte superior atraen inmediatamente la atención y actúan como punto focal para el espectador. De la base de esta parte superior cuelga una larga cascada de fibras de color marrón dorado. Estas hebras gruesas se asemejan a la paja, la rafia o las fibras vegetales sin tratar, y se juntan en la parte superior antes de caer libremente hacia abajo. Las fibras cuelgan rectas, formando una capa suave, como una cortina, que contrasta con la masa sólida y anudada de arriba. Esta extensión vertical añade altura y elegancia a la composición, guiando la mirada del espectador desde la pesada forma de la parte superior hasta el movimiento más ligero y delicado de la parte inferior. Los contrastes materiales de la escultura –entre lo duro y lo blando, lo oscuro y lo claro, lo rígido y lo fluido– ponen de relieve la capacidad de Taquary para crear significado a través de la forma y la textura. El fondo neutro de la pared permite que estos materiales destaquen claramente, enfatizando sus cualidades táctiles y las relaciones entre ellos. El título Oriki Omolú hace referencia a un poema o canto de alabanza (oriki) asociado a Omolú, una orisha o deidad de las tradiciones religiosas afrobrasileña y yoruba, a menudo vinculada a la curación, la enfermedad y la protección. A través de su cuidadoso uso de materiales y referencias simbólicas, la obra de Taquary honra el conocimiento ancestral y el linaje espiritual. La forma superior puede interpretarse como una fuerza protectora o poderosa, mientras que las fibras en cascada de la parte inferior pueden evocar prendas ceremoniales, rituales sagrados o el flujo de bendiciones y energía.