Las líneas vagamente caligráficas que constituyen los “dibujos escritos” de León Ferrari parecen vibrar con una energía interna. En Rey y dama, esta ondulación incorpora un irónico subtexto de erotismo en virtud del motivo central de las piezas de ajedrez del rey y la dama yaciendo en reposo en su lecho marital. Como lo hiciera Marcel Duchamp antes que él, Ferrari se enfoca en la particular intersección del pensamiento verbal y abstracto que involucra el juego. En esta y otras obras, Ferrari hace colapsar la distinción entre ver y leer, dando lugar a una especie de oscilación, a nivel cognitivo, entre el desciframiento de lo que parece ser un lenguaje codificado y la percepción estética de las imágenes abstractas. El aspecto críptico de estas imágenes corresponde a su interés en las operaciones mentales que involucra el procesamiento de textos escritos en un lenguaje poco familiar; aquí, esta función está frenada, suspendida.