La obra de Lawrence Weiner incorpora el lenguaje como parte integral del medio artístico e interactuar de forma directa con la arquitectura de la sala de exposiciones. Weiner tiene fama por sus concisos enunciados que en general describen alguna relación espacial entre un ente material y otro objeto o su entorno, como por ejemplo: MUCHOS OBJETOS DE COLORES COLOCADOS UNO AL LADO DEL OTRO PARA FORMAR UNA HILERA DE OBJETOS DE MUCHOS COLORES (1979). Según el artista, estos objetos y relaciones imaginados pueden crearse en la vida real, pero su creación no es necesaria para constituir una obra de arte. Las propuestas de Weiner implican un estado de desmaterialización, elevando la conceptualización pura por encima de la realidad de cualquier objeto tangible. Por otra parte, siguen estando claramente basadas en el objeto, ya que enfatizan la cuidadosa selección del tipo de letra, el color, el tamaño y la disposición en la pared. En palabras de Weiner, “hasta una oración es un objeto”. De particular importancia en su obra es la relación que surge entre un determinado enunciado y su entorno una vez que se instala. Aunque usualmente no están concebidos con un sitio específico en mente, los fragmentos de texto de Weiner a menudo interactuarán con sus escenarios, generando efectos y significados nuevos e impredecibles.