Samurai Tree (Invariant 260) (Árbol samurái [Invariante 260]) de Gabriel Orozco es una pintura con témpera y enchapado de oro en un lienzo de 47 pulgadas. La pieza está dividida en cuatro cuadrantes desiguales. Moviéndonos en dirección contraria a las manecillas del reloj, el cuadrante superior izquierdo está cubierto por un cuadrado azul, que bordea el cuadrado enchapado de oro en el cuadrante inferior izquierdo. A la derecha del cuadrado enchapado de oro, en el cuadrante inferior derecho, hay un cuadrado rojo. Por último, el cuadrante superior derecho es un cuadrado blanco. El diseño general de esta composición es de un fractal, colocado sobre los bordes de los cuatro enormes cuadrantes en colores. Un fractal es un diseño interminable. Un ejemplo de fractal sería el rayo de un relámpago cuando se ramifica de manera infinita. En el lado izquierdo del lienzo, entre el cuadrante superior azul y el inferior dorado, hay un círculo del tamaño de la palma de la mano, dividido horizontalmente. El semicírculo de arriba es blanco y queda encima del cuadrado superior izquierdo azul; el semicírculo de abajo es rojo y queda encima del cuadrado inferior izquierdo dorado. A la derecha de este círculo del tamaño de la palma de la mano, el diseño fractal se reproduce a lo largo de los bordes de los grandes cuadrados. Al igual que en el primer ejemplo, los círculos están todos divididos equitativamente en dos semicírculos de colores diferentes. La gran mayoría de los fractales circulares están alineados a lo largo de las líneas divisorias entre los cuadrantes principales. Hay una serie de círculos del tamaño de una moneda de diez centavos, mitad rojos y mitad dorados, alineados verticalmente entre los dos cuadrantes superiores de la pintura, siguiendo los bordes de los cuadrados. Los círculos se van alternando en tamaño: a veces aumentan y otras se vuelven a achicar, incluso a un centímetro. En el borde inferior de la pintura, alineado con la línea de simetría vertical de la pieza entera, hay otro gran círculo del tamaño de la palma de la mano, hábilmente dividido en semicírculos, blanco el de la izquierda y azul el de la derecha. El semicírculo blanco está encima del enchapado de oro y el azul brillante, encima del rojo intenso, creando marcados contrastes con los cuatro colores dominantes en la pintura. En general, las líneas bien definidas, los diseños circulares y los colores vivos crean una regularidad reiterativa, y a veces predecible, en la obra de arte.