Manzanas del artista Fernando Botero es un óleo sobre lienzo creado entre 1957 y 1958. Mide alrededor de cincuenta por cincuenta y uno y media pulgadas, casi un cuadrado de un poco más de cuatro pies en cada lado. Esta pintura es un ejemplo de naturaleza muerta, que es un género del arte que presenta objetos inanimados y por lo regular naturales, a menudo como símbolo de la belleza simple de la vida y su transitoriedad. Manzanas presenta una perspectiva un tanto aérea de una mesa cuadrada color ocre con las esquinas redondeadas. La superficie de la mesa abarca la mayor parte de la composición y casi toca los bordes del lienzo. La perspectiva reproduce la de una persona inclinada directamente sobre la mesa para estudiar de cerca estos objetos, tal y como hizo el artista. Dos de las patas de la mesa se asoman diagonalmente por las esquinas inferiores, jugando con la perspectiva y consolidando la parte inferior de la pintura. El fondo está pintado con trazos crudos en un contraste de negro y marrón que enmarcan y ponen en equilibrio la composición. Encima de la mesa, hay diez frutas redondas pintadas en diversos tonos de ocre, marrón oscuro y siena tostado. Sin hacer referencia al título de la pintura, estas frutas resultan ambiguas y podrían parecer manzanas, peras o albaricoques. Las frutas están colocadas en pequeños grupos por todo el espacio de la mesa. En la esquina inferior izquierda, hay tres frutas dentro de un platillo blanco. A su derecha, hay dos frutas colocadas directamente sobre la mesa. Exactamente en el centro de la mesa, hay tres frutas dentro de lo que parece ser un bol de madera, con otras dos frutas en los bordes diagonales del bol, como si acabaran de escapar de su confinamiento. Detrás del bol, hay una forma en gris oscuro que semeja una jarra de agua. Una franja blanca en la parte de abajo de la jarra contribuye a compensar el contraste blanco del platillo situado en diagonal a ésta. Medio oculto por la jarra y las frutas, hay un palo largo pintado en gris oscuro, ocre y siena tostado. El palo parece un bastón extendido sobre la superficie de la mesa, con un pequeño mango perpendicular en el extremo. En conjunto, el formato casi cuadrado de colores neutrales y objetos con forma similar da a la pintura una sensación de equilibrio, calma y armonía. El simple tema de las frutas sobre la mesa ilustra aún más este momento de paz.